MUROS Y PUENTES (Lado A)
"Por fin , ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando, en el mundo. Aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada. ¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?"
Las generalizaciones dañan la convivencia, distorsionan la realidad formando un concepto anticipado de algo o de alguien sin antes tener ninguna experiencia directa o real con lo que se esta juzgando, con esto lo único que se logra es abrir las puertas a los prejuicios y la discriminación.
Se asocia injustamente a la pobreza económica con la pobreza moral, como si la ausencia de dinero fuese directamente proporcional a la ausencia de valores, bien decía Antonio Machado: “Es de necios confundir valor y precio”. Quienes ejercen estas generalizaciones, tienden a ver a quienes no viven como ellos, ni piensan como ellos, ni tienen las oportunidades de ellos, como una amenaza o a veces simplemente no los ven y construyen muros para olvidarse que están ahí, el concreto se convierte entonces en una venda que tapa los ojos del que no quiere ver, como si la realidad que quieren tapar fuese ajena, como si la realidad mereciese esconderse, cuando lo que hay que hacer es transformar la realidad, asumirla como propia porque es nuestra, cambiarla para hacerla mejor pero al renunciar cambiarla y conocerla se pierden de una gran riqueza, la riqueza de la diversidad, de descubrir que hay gente maravillosa al otro lado del muro.
En Lima y en el país la vivienda no es un derecho, es el "mercado" quien asigna el uso del suelo, donde los que tienen menos recursos acceden a los peores terrenos con viviendas precarias y con la ausencia de servicios básicos.
Y los que acceden a las mejores zonas algunas veces consideran para elegir el lugar donde viven criterios de exclusividad, de distinción porque lo exclusivo busca diferenciarse del resto, lo exclusivo te distingue socialmente y termina siendo excluyente, renunciando a la idea de comunidad, el gran problema está cuando estos criterios de exclusión se aplican a nuestra vida diaria, cualquier sociedad desarrollada debe estar cimentada sobre valores de solidaridad de lo contrario será complicado que pueda crecer porque entenderá los problemas de los otros grupos sociales como ajenos, renunciando a buscar soluciones integrales que nos involucren.
Me contaba una vecina de Pamplona Alta que antes les tomaba 20 minutos a ella y su familia caminar desde su casa hasta la avenida Benavides, solo atravesaban el cerro y ya estaban en Surco, el muro les quita el derecho a transitar libremente, ahora cada miembro de su familia tiene que gastar un sol diario para tomar el micro que los llevará hasta la avenida Benavides, para volver a casa será la misma historia.
Antes de pensar en construir muros deberíamos pensar en construir puentes, que nos permitan conocernos y reconocernos como iguales en dignidad, que celebren nuestra diversidad, puentes de solidaridad que permitan acabar con los prejuicios y desigualdades para hacer del Perú un solo un país y no uno dividido por intereses particulares, para que Lima deje de ser una ciudad fragmentada social y espacialmente.